viernes, 6 de febrero de 2015

Play boy, play


Ni Baby Einstein ni Beatles para bebés. La oferta musical al uso en el universo lactante no nos funciona. Por eso hemos configurado nuestro propio batiburrillo de temas para amansar a la fierilla que ocupa nuestros días. Mientras el padre anda poniéndole Tahúres Zurdos, Rosendo, Barricada Junior, la Pamplonesa y el Peñas Mix para los momentos más folclórico-rockeros del día, mi selección 'relaxing' pasa por algunos discos de Joan Chamorro y Andrea Motis, Sweet Wasabi, Marlango y algo de Juan Perro.

Aquí mi 'top five':

Moon river, Joan Chamorro y Andrea Motis (Chamorro-Terraza & Friends). Me encanta, me encanta, me encanta. Dream maker, heartbreaker!!
Over de rainbow, Joan Chamorro y Andrea Motis (Feeling good). De cuando aún estábamos ingresados. Efecto narcotizante asegurado, no me queda claro si por gusto o autoprotección. Por lo que sea.
Play boy play, Marlango (Life in the treehouse). No sé con qué intenciones escribieron este tema Watling y compañía, pero yo le he puesto las mías y me chifla.
Duerme zagal, Juan Perro (Río negro). Mi nana preferida. La empecé a ensayar en guitarra cuando bichín estaba aún en mi barriga y ni siquiera sabía si iba a ser nene o nena. Así que casi funcionó como conjuro para que el cromosoma XY saliera ganando la batalla y viniera al mundo nuestro zagalillo, que no zagala. He de reconocer que a él le gusta poco o nada y al padre nada de nada (dice que da un poco de miedo), pero ya irán entrando ambos dos.
Make my day, Sweet Wasabi (Área de Servicio). Canciones que te ponen de buen humor. Un poco de wonderfulismo nunca viene mal.













En el terreno musical, Javier es más de maracas
y bolsas ruidosas que de arpegios.
Qué le vamos a hacer
Admito que el peque se salta con pértiga mis preferencias. Sus intereses reales pasan por 'Cinco lobitos' y la de los tres cerditos que ya están en la cama, que son los clásicos recuperados que de verdad le hacen quedar atento y paralizado, con los ojos como platos, como el camaleón que lleva dentro. En navidades descubrimos que los villancicos yanquis también tienen su aquel hipnótico y alguna de Disney ha acabado incorporándose a la lista. Un poco de almíbar de más está teniendo, pero es lo que toca. Ya le iremos descubriendo otros terrenos.

El gran acierto que hemos tenido en el terreno musical -vía padre entendido en virguerías tecnológicas- ha sido un equipo tamaño lata de 24 espárragos que cambio de una habitación a otra con comodidad y que me permite hacer y deshacer listas a mi antojo desde el móvil, apagar, encender, temporizar, descubrir temas que jamás se hubieran cruzado en mi camino gracias a un servicio de reproducción on line gratuito, entrar en bucle con mis temas favoritos.... Y además suena de maravilla.

Es uno de los pocos caprichines que nos hemos permitido para el bebé, que el pobre se ha quedado sin carrito supersónico y anda de prestado o regalado en cuestión de cunas, bañeras, ropa y demás menaje de este inmenso mundo de posibilidades que es la vida de los 0 a 3 años.

Yo es que ni salgo de tiendas de mamás y papás, no vaya a ser que caiga en algún agujero negro.